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miércoles, 31 de mayo de 2017

EL ESCAPE DEL CHAPO FUE ALEGRE




Las situaciones públicas provocan una sonrisa, aunque estemos al margen. En la imagen, un taller automotriz hace su publicidad con guiño a la famosa escapatoria del Chapo Guzmán.

La libertad trae una evocación de alegría, sin desdeñar el protagonista. 

Hay evocaciones de escepticismo, por ejemplo en el blog:

https://carlosvaldesmartin.blogspot.mx/2015/09/lo-imposible-y-el-escepticismo-tras-la.html

Lo imposible me resulta divertido.

Otras interpretaciones son por entero jocosas.




sábado, 27 de mayo de 2017

HAZ LO MEJOR Y SONRÍE






                                                       Por Carlos Valdés Martín

Cuando preguntaron cómo convertir la Diversión en una fórmula de acción para hacer algo, encontré esto que se resumen en Haz Lo Mejor.

"Los mandamientos se resumen en una sola decisión: hacer lo mejor. Basta que en lo hondo de tu conciencia decidas lo mejor para convertirlo en una acción, entonces Haz Lo Mejor. Tres sencillas palabras en una decisión libre y coherente cuando hago lo mejor. Basta esa convicción para salvar tu honor, justificar cada vida individual y rescatar al mundo en peligro.
Basta mirar con honestidad el interior para descubrir dónde está la mejor opción. Basta con estimar los elementos de un problema para encontrar una solución. En esa chispa de luz interna cuando te decides y haces lo mejor se descubre la diferencia. Basta tenerlo claro y aferrarse a ese eslabón de verdad para convertir tu convicción en acto. Si ya lo miraste y aceptaste como correcto, entonces hazlo.
Es sencillo, lo hiciste tantas veces desde que eras un bebé. Basta recordar que desde los primeros días le sonreías a tu madre cuando despertabas o quedabas entre cobijas para dormir. Sí, sonreír es Hacer Lo Mejor cuando refleja una gratitud sincera, cuando se sonríe como un bebé sin malicia. 
A cada momento eres dueño solamente de tu decisión, para optar entre distintas puertas. ¿Hacia dónde vas? Hacia lo que descubriste como mejor. Miraste dos puertas, donde una señala lo deseable y otra lo reprobable, entonces tomas la correcta… Estás haciendo lo mejor. Cuando despiertas y no estás satisfecho, entonces piensas por un momento para mirar dentro de ti dónde está lo preferible. Simplemente toma esa opción libre y haz lo mejor.
La fórmula de Cristo conduce hacia lo mismo: “Ama a tu prójimo, como a ti mismo”. Porque el amar significa dar a luz lo mejor. Con esa siembra llegará la cosecha de felicidad.
Incluso antes de Hacer Lo Mejor, ya compártelo. Cuando mires palabras que provocan lo mejor compártelas. Convierte tu red social en un río cristalino que favorece a hacer lo mejor para ti y todas las personas que amas. Comparte esa decisión de hacer lo mejor una y otra vez. Comparte repitiendo sin cambiar nada o agregándole tus nuevas ideas. Comparte agregando imágenes o caricaturas. Comparte comentando o, simplemente, con el gesto silencioso de quien regala su amistad."

Con lo anterior está definida la fórmula de la diversión, buscar un imposible como en la fotografía . 

martes, 23 de mayo de 2017

POR QUÉ LA X EN EL NOMBRE DE MÉXICO






Por Carlos Valdés Martín


Siendo tema de la gramática, la colocación de una “X” en mitad de la palabra México posee una versión histórica y otra más misteriosa, con acento de romance. Hubo un calendario legendario que no conocía la grafía de la “X”, incluso hoy hemos olvidado esos sorprendentes signos.
La antigua tribu náhuatl luchaba en desventaja y hasta padecía muy próxima a su desaparición física, decidió vivir por la misión que le dio nueva existencia. A sugerencia de su dios —recordado como un colibrí izquierdo— había una hazaña por cumplir y ese ideal fue convertir a la serpiente material (de escamas, colmillo y veneno espantosos) en alas de ave etérea (unión de quetzal, águila y colibrí celestes). Esa conversión arrancó una residencia perpetua sobre el sitio más bello entre las aguas (el deslumbrante Valle de Anáhuac, luego llamado “de México”)[1] era complementaria con una búsqueda más elevada que los identificaba con el águila que era el único animal capaz de acercarse a su dios Sol.
El gráfico de la letra “X” defendida por Servando Teresa de Mier,[2] como la capaz en exclusiva para representar el nombre de esta nación renacida tras la Independencia, posee un centro tan pequeño que permanece oculto, pero nos conduce hacia un foco de evidencias. Ese modo de escribir con “X” ahora nos resulta una casualidad, pues desconocemos el trasfondo de un origen que sí existió. Desconocer el origen es permanecer huérfanos, en gran medida, tal ignorancia resulta una herida. ¿De dónde venimos? Un antiguo códice representa al centro del Anáhuac mediante un cruce de aguas, marcando pictográficamente una letra “X”. Esa letra dibujada es una misteriosa anticipación del futuro, plasmada en la lámina del Códice Mendocino de 1540, que señala la fecha de la fundación. Hermosa página donde todavía se conserva el arte originario de escritura simbólica de los antiguos tlacuilos —los hábiles pintores de códices. 



La mínima población que sobrevivió tras difíciles travesías nos exige preguntar ¿cómo se convirtió en la cabeza de una nueva nación? La explicación proviene de la integración rápida y enérgica de los pueblos parientes, pues la fusión entre vecinos nahuas la que explica el prodigioso crecimiento de Tenochtitlán. Esa integración vertiginosa fue la conversión rápida de los nahuas (próximos) en mexicas, bien identificados y dispuestos a cumplir una misión importante. La leyenda de Huitzilopochtli, naciendo armado y derrotando a su hermana, demuestra míticamente esa situación; los dirigentes mexicas adoptaron y convirtieron a sus 400 hermanos nahuas: eso no es una cifra sino una alegoría de lo incontable, cual estrellas de la noche. Esos 400 dispersos y laxos hermano se convirtieron en un cuerpo colectivo, en la nación guerrera y religiosa de los aztecas. Acontece una triple alianza entre Sol, Luna y Estrellas, en otros términos, unión activa de luz, tiniebla y amanecer.
Existe otro símbolo pictórico cargado de dinámica que se aproxima más a la “X” y aparece colocado al centro del más importante Calendario Azteca. El signo Nahui Ollin también semeja esa grafía, con el significado del Quinto sol. La traducción textual náhuatl sería Cuatro-Nahui Movimiento-Ollin), que se traduciría como el "sol de movimiento". De modo sorprendente la sucesión de los otros soles corresponde con la misma concepción de los elementos manejada por la antigüedad de Occidente y el ancestral Tao de China; que los griegos denominaban los “elementos”: aire, fuego, agua y tierra. Pero el Quinto representa el movimiento, que cabría aparejar con la sutileza de la quintaesencia pitagórica o alquimista. En muchas representaciones del Nahui Ollin náhuatl resulta muy clara la unión de cuatro elementos primordiales y su atado en un centro, para representar a ese peculiar signo de movimiento; es decir, resulta una “X” forjada con los 4 elementos y con un corazón latiendo, su unión en el movimiento.




¿Cuál fue esa luz que integró a los pueblos del Valle de México? La respuesta errónea y pedestre sería la violencia descarnada de los vencedores; pero es un razonamiento inverosímil si aceptamos que los emigrantes aztecas comenzaron siendo un puñado. La respuesta sublime revela la unificación por una cultura superior vestida de religión y flanqueada por la coerción. Una respuesta compleja repite el símbolo cultura por excelencia de esa época: Quetzalcóatl que integra la ferocidad de la serpiente cascabel con la sublimidad del pájaro Quetzal, la más bella entre las aves Mesoamericanas. Además, ninguna sociedad alcanza grandeza sin integración, el secreto de los aztecas era su fórmula para integrar, ya sea con el pacto de alianza o con la victoria militar. Esto es otra manera de indicar que la “X” debe poseer un centro (magnético y oculto) que sea capaz de reunir los opuestos: encanto y fuerza, espíritu y materia.
Hacia el año 1325 (según cuentas cristianas), cerca del solsticio de verano, un puñado de sobrevivientes del desierto encontró ese signo y motivos para convertir sus “costales de huesos” en una apoteosis. El solsticio marcaba la plenitud de ese Sol de movimiento, el Nahui Ollin. Ahí, en ese islote y bajo los augurios del águila, los líderes aztecas indicaron un sitio para fundar su residencia nueva y eterna (términos que para la conciencia descuidada parecieran permanecer desconectados: la irrupción de lo nuevo y la permanencia de lo eterno). Los ecos de esa decisión para aferrarse al pequeño islote y convertirlo en el eje de una nueva nación siguen repercutiendo a través de centurias.
Pronto se cumplirán setecientos años de ese acontecimiento, revelando que hay terremotos que siguen vibrando a través de los siglos. Al buen entendedor le basta una “X” para resolver el misterio de una nación.

NOTAS:

[1] Para darse una idea de la magnificencia de ese Valle de Anáhuac bajo las condiciones naturales y antes de la urbanización caótica, deben leerse las impresiones de los viajeros que por primera vez lo contemplaban, tal como se relata en Visión de Anáhuac de Alfonso Reyes.
[2] Su consideración como “Fray” para indicar su condición de eclesiástico católico resulta irónica pues fue procesado por la Inquisición y su vida adulta la surcó bajo una rebeldía indomable, que contribuyó a formar el México independiente.

lunes, 22 de mayo de 2017

PENSAR CON CLARIDAD, CÓMO IR A LA RAÍZ





Por Carlos Valdés Martín

El “ir a la raíz” de las cosas resulta un divisa clave y divertida para pensar. El radicalismo es un estado de ánimo juvenil o senil, entre los extremos de la vida. A veces se le llama radicalismo cuando está acompañado de un gesto descuidado y que se saltan etapas, olvidando las sutilezas. El propio Marx elaboró una frase de contenido filosófico cuando afirmó: “Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo."[1].
Ir a la raíz significa dirigirse hacia las causas y deshacerse de las ilusiones que atan el pensamiento. El filósofo cínico se reía de cualquiera que no abandonara sus prejuicios, eso le facilitaba vivir en un tonel y saltarse las etapas inútiles. Si hay “causa eficiente” que permanezca y provoque malas consecuencias entonces resulta equivocado enfocarse en las consecuencias sin atacar la causa del problema. Si unos maniáticos andan corriendo con una antorcha para iniciar incendios en el bosque y nadie se ocupa de detenerlos mientras toda la comunidad se apura en apagar los incendios provocados, entonces siempre habrá incendios… hasta que se acabe el bosque. Hoy tenemos una mayor conciencia ecológica que nos empuja a preservar el bosque y toda la naturaleza, pero hay “causas eficientes” que siguen incrementando la depredación natural y la principal es una combinación de “industrias sucias”, “urbanización caótica” y “crecimiento desmedido de la población”. A su vez, el crecimiento desmedido de la población provoca que la urbanización caótica sea creciente y las industrias sucias se multipliquen; además la población creciente en las zonas rurales suele atacar desesperadamente su entorno natural, porque no le queda de otra. Las diez mil campañas de cuidado ecológico son baldes sacados al mar mientras no exista un poderoso impulso para detener el crecimiento de la población. 
Una vez que estamos de acuerdo en que resulta indispensable acudir a la raíz de las cosas, nos encontramos que no resulta tan sencillo encontrar cuál es la “verdadera” raíz. Un exceso de dudas, por el momento, no resulta tan divertido; pero el salto mental es admirable y relajante; especie del deporte extremo de la mente.
Resulta fácil que nos enredemos con una falsa raíz, por ejemplo con un pecado original que nos conduzca a suponer que unos tales Adán y Eva comieron el fruto prohibido, desde entonces las generaciones están malditas, por tanto, habrá poco o nada qué hacer. Esa es una variedad de argumento que manda la raíz hacia un “más allá” inaccesible, por tanto no se alcanzará a determinar nada preciso y quedaremos enredados en suposiciones y presupuestos.
Otra modalidad para extraviar el pensamiento es dispersar la raíz para colectivizarla hasta su disolución en otros supuestos, por ejemplo, repartiéndola (la culpa es de los demás) e incluso difuminándola hacia una sociedad entera (no son las personas concretas, sino un “sistema social” capitalista o socialista o neoliberal) que nos tiene atados de manos. Resulta en una justificación fallida o expectativas globales que no proporcionan acciones claras. Esa disolución y dispersión parece más vagancia mental, ergo tampoco aporta diversión.
En lo próximo viene una explosión que no es juego pirotécnico… así que su diversión explosiva no funciona.
Se ha cuestionado a Malthus que la explosión demográfica sea un problema de simple geometría en condiciones de pobreza, cuando parece más una decisión individual y colectiva para mantener una procreación desmedida que arrastra los desequilibrios existentes, para potenciarlos (esos sí, geométricamente). En este caso, el economista inglés pretendía que la raíz de la pobreza era la sobrepoblación y a la contra salió Marx planteando que la raíz de esa raíz era el sistema social que producía pobres. La experiencia ha demostrado que ese contra-argumento de Marx es parcial,[2] cierto que una sociedad modificada implica una tasa de natalidad modificada, lo cual no desanda el argumento que el destino de la humanidad entera depende del modo en que se aborde la natalidad, porque una explosión demográfica[3] provoca la catástrofe ecológica sin importar que pintemos de azul o de rojo el régimen político. Al subestimar de plano la explosión demográfica el marxismo dejó un dolor de cabeza y cuando ha gobernado terminó tomando medidas inhumanas porque ha preferido cerrar primero los ojos y, cuando ya es tarde, aplicar un freno extremo. Ante la sobrepoblación se han tomado medidas como la destrucción de las ciudades y de la sociedad misma en Camboya, o medidas tiránicas de prohibición de nacimientos en el periodo más rudo de China roja, incluyendo persecución y cárcel a los infractores.
La sana preocupación para solventar la pobreza y otorgar generosos subsidios sociales para aliviar la miseria extrema suele olvidar que la raíz del empobrecimiento está en la explosión demográfica que sucede entre poblaciones enteras. La expansión de la miseria aterradora está ligada a la suma de una mejora súbita del sistema de salud unida a la proliferación de bocas hambrientas sin educación ni empleos suficientes para enfrentar ese desequilibrio sistémico.

Si rechazas y combates a la pobreza resulta inútil tanto esfuerzo cuando no logras detener la explosión demográfica. Para ser radical debes tomar al hombre como raíz, pero únicamente terminarás con la miseria cuando clausures la fábrica de la pobreza que viene junto con la explosión demográfica.
La existencia divertida… depende de la separación entre el placer y la procreación.


[1] Karl Marx, Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1844), La cita completa comienza con este razonamiento… “"Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem, y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace radical. Ser radical…”  Curioso que “ad hominem” es el rótulo de una de las falacias clásicas. ¿Marx pretendió una falacia de origen para materializar la teoría naciente en el cuerpo de las masas?
[2] Siendo más sutiles, ese argumento de Marx se da en el contexto de la teoría de la sobrepoblación relativa, que él denomina el “ejército industrial de reserva”, según muestra en El capital.
[3] Ocurre un salto de calidad con la “cantidad” de gente, pues la población misma implica un signo de progreso o riqueza, pero su desmedida implica un problema. Este salto hacia el opuesto por la acumulación de cantidad, aquí ejerce un buen ejemplo.